Empresa

La Empresa tiene como misión fundamental “crear riqueza” para:

  1. Financiar el futuro y remunerar adecuadamente al capital
  2. Ofrecer a los clientes el mejor producto calidad precio
  3. Elevar la calidad de vida de sus trabajadores/as
  4. Contribuir al desarrollo y crecimiento de sus proveedores
  5. Contribuir al perfeccionamiento sostenido del entorno económico-social

La “creación de riqueza” y su justo reparto, es un compromiso de largo plazo, con el que la empresa consigue legitimidad para poder seguir existiendo en un determinado contexto económico, social y político. De esta forma, la empresa del siglo XXI logra la transformación de Ideas en Beneficios, en contraste con la empresa del siglo XX que transformaba los Recursos en Beneficios. La Sociedad del Conocimiento, con los avances tecnológicos y científicos que traerá consigo, podría contar, para su desarrollo, con unos instrumentos que hasta ahora ni siquiera había imaginado.

Por todo ello, necesitamos definir la Nueva Empresa que ha de generar el modelo económico del siglo XXI, sustituyendo:

  • El Crecimiento a toda costa por el Crecimiento equilibrado.
  • La Tecnología por el uso tecnológico seguro, respetuoso con el medio ambiente y la estabilidad social.
  • El Beneficio por la creación de riqueza para los stakeholders.
  • La gestión autoritaria por la gestión participativa.
  • La eficiencia económica por la eficiencia en la economía, en el factor humano, en la cultura empresarial.
  • La supuesta lealtad a la empresa por la adhesión a proyectos compartidos.

En definitiva, se trataría de producir una transformación esencial en «nuestros Proyectos Empresariales», liderando, sin delegar, la definición de la visión, la misión y los valores de manera individual y colectiva; adquiriendo, manteniendo y mejorando el conocimiento de los aspectos clave de cada negocio (variables claves), lo que también es aplicable a nivel familiar y personal.

En este contexto y si se comparte la misión de la empresa, explicitada anteriormente, se debería de exigir, tanto a las organizaciones empresariales como a las sindicales, una redefinición fundamental de sus funciones.

Si los agentes que participan en la creación de riqueza y su justo reparto son propiedad, trabajadores, clientes, suministradores y sociedad, definir adecuadamente sus funciones es una prioridad inmediata y compleja, ya que se necesitaría una reflexión compartida, no fácil de lograr, a partir de la situación actual por parte de todos ellos.